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Buenos Aires. Al anochecer del 31/3, Maria Delta fue víctima de varios sucesos embarazosos en la alfombra roja de los premios Osvaldo que incluyen un vestido roto y un fluido proveniente de su nariz.
Desafortunado hecho en gala de los premios "Osvaldo"
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Ya eran las siete de la tarde cuando el sol bajaba sobre las calles bonaerenses donde esa misma noche se festejaría la entrega de los 13º Osvaldo en el hotel Sherabon de Puerto Madero, cuando 35 minutos después de empezar la transmisión de la alfombra roja, la actriz de 27 años, estrella de “Bailemos por nuestros sueños”, Maria Delta, llegó en una limusina blanca de 780.000 dólares, dispuesta a bajar cual princesa de su carroza. Todos los paparazis habían hecho acto de presencia y habían colocado sus cámaras frente al lujoso auto, lo que dificultaba su salida.
La seguridad privada de María salió rápidamente del auto y trató de alejar a la turba de paparazzis que parecían zombis hambrientos.
Finalmente, la actriz salió del auto con un hermoso vestido de gala y empezó a lucirse frente a las cámaras de los noticieros y los paparazzi, como si éstas fueran sólo para ella. Pero, cuando un guardaespaldas accidentalmente cerró la puerta del largo vehículo, dejó atorado el vestido en las inmóviles manos del automóvil. Sin darse cuenta delo ocurrido, Maria decidió dar unos pasos para la cámara y la mitad de su vestido, diseñado por Ricky Zarbani, fue arrancado y, en centésimas de segundos, la tiró a la alfombra roja cual trapo de piso.
Todos los presentes quedaron atónitos frente a lo ocurrido y ante las largas y brillosas piernas desnudas de la actriz, que comenzó a gritar y a llorar, sin abandonar el piso. Como si esto fuera poco, estornudó como una correntada de aire de un sopla hojas e hizo volar su proyectil a la camisa de un pobre paparazzi. Finalmente, luego de varios minutos interminables para la actriz, los fotografos se fueron a buscar otro escándalo imitando el los instintos naturales de un cuervo hambriento. Entonces, Maria aprovecho la ocasión y, tratando de no llamar la atención , se levantó en busca de la limusina para irse, pero ésta ya se había retirado. Con el alma en pedazos, llamó a su mejor amiga que, después de media hora, llegó con un nuevo vestido, maquillaje y toallitas para la cara. Se cambió en el baño de una de las habitaciones del hotel que amablemente dispusieron para ella, y estuvo allí otra media hora. Finalmente, entró al salón principal de la gala como si nada hubiera pasado en esa alfombra roja, para la última hora de gala cuando ya estaban sirviendo el postre.
La actriz antes de salir de su
limusina
Mucho mejor, Julián, aunque todavía faltan algunos tildes, empezando por el del título.
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