La carta de la cenicienta
Era un día frío, oscuro, de esos que anochecen a las 5 de la tarde. Y la Cenicienta recién terminaba sus labores. Fue a su pequeño baño y se miró al espejo. Vio su cara sucia, su pelo despeinado, sus uñas rotas y su piel áspera. Recordó las palabras del príncipe de vivir como una reina en un castillo, pero ella siempre había querido ir a la universidad a estudiar ingeniería botánica. Fue en ese momento en que se decidió a escribir la carta:
Querido príncipe:
He pensado mucho en tu propuesta y he decidido que quiero pasar el resto de mi vida contigo, pero solo luego de vivir mi sueño, ir a la universidad. Sé que no es lo que estás esperando pero es lo que más necesito. También te quiero pedir que, en estos seis años que consumirán mis estudios, construyas nuestro soñado castillo a orillas
del océano Atlántico en el sur de Argentina .
P.D: Te pido que el castillo tenga mucho oro en las decoraciones y muchos cuadros caros y famosos.
Atte: La Cenicienta
Cerró la carta, llena de amor y alegría, ya que al fin estaba segura de su decisión. Cuando volvió a mirarse en el espejo ya no vio a esa chica fea y sucia sino a una chica segura y linda.
Dos meses después, se encontraba llorando en la puerta del castillo del príncipe pidiendo asilo ya que no había sido aceptada en la universidad.
Muy bien, Juli!
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